31.3.11

Acuarela

Color de acuarela en tus ojos
mejillas que van pintadas
de besos, de sol y de luna
de amores de madrugada.

Ni de casualidad

Lo siento,
a veces me olvido de cómo seguir,
no encuentro mi mapa
y mis pies no dan más.

Lo siento,
no llevo cargada mi arma el día de hoy.

Con tantos frentes por pelear
y tantos dichos por cantar,
ya no sé lo que es mentira
menos aún lo que es verdad.

Lo siento,
mi tierra me reclama y por ella mi reclamo de libertad.

Siempre volveré en una canción
un día de sol, a luchar por vos.

No llevo escudo el día de hoy.

Menos "adios", resisto cualquier palabra de tu boca.

Me verás siempre
con el sol por las mañanas.

La rebeldía siempre dará su presente
y el temor quedará libre de faltas.

Lo siento,
es mi tierra la que reclama y proclama mi regreso.

No llevo la suerte conmigo: no me gusta la mediocridad.
Viajar en torno al azar
es dejarte en manos de las patas chuecas del destino.

Levántate y anda: la calle te espera.

Lo siento,
no siento a tu Dios por aquí.
Nadie sabe para dónde ir: mirá si voy a confiar en vos.

Lo siento,
no encuentro la respuesta
de la siguiente pregunta: ¿a que no sabés quién pierde en todo esto?.

Sigamos llorando, corazón,
sigamos llorando.
Lo siento: no tengo remedio ni de casualidad.

No olvides

Por sobre todo, nunca olvides.
No te olvides de la fuerza que metimos
De los llantos que derramamos
De los abrazos que dimos
No olvides de las noches en vela
Del griterío y los recuerdos
No olvides la noche
La lluvia
Las sirenas
La desesperación
No olvides las bajas
No olvides las marchas
Nunca olvides la búsqueda de paz
No te olvides que sigue ocurriendo
No creas que algo cambió
No olvides la luz
No olvides esa oscuridad
No olvides los dolores
Los golpes
La lluvia
Las sirenas
La desesperación
Nunca te olvides de lo sucedido
No olvides a tus compañeros
A tus amigos
A tus desconocidos
A los perdidos
A los que se fueron
A los que quedaron
A los que vendrán
No olvides el ritmo
No olvides a los culpables
A los responsables
A los cagones
A los que huyeron
A las víctimas
A los que ayudaron
A los que salieron
A los que entraron
A los que resistieron
Nunca olvides tu pasado

Y nunca olvides que un día
al fin, uno necesita vivir y respirar, de una buena puta vez un poco de aire puro.


Está en uno.

Mírenlos

Mírenlos,
Allá van, como soles de madrugada
Van saliendo siempre al despertar
En busca de las eternas primaveras
Cuelgan guirnaldas por la ciudad.

Mírenlos,
Allá van, limpiando el barro de sus zapatos
Y aunque pierdan el round por nocáut
No despegan su risa del asfalto
No transmiten miedo, sólo paz.

Es cuestión de meterse en su mundo, nomás
Y descubrir lo interesante
Lo cautivante
Y dejarse llevar por los colores
Fascinaciones de un mundo pseudo-real.

Vivencias que uno vive
Cuando vive, desde adentro, el carnaval.

30.3.11

Sé donde esconderme,
y en donde dar a luz a mi presencia.
Se donde está la luna,
la noche,
la estrella a la cual miras antes de dormir.

Se en donde puedo encontrar paz,
sentirme libre,
calmo,
y se donde esta mi infierno,
mi espanto,
mi llanto más profundo.

Se donde escondes tu mapa,
y se donde deje mis huellas.
Se hasta donde logro saltar,
y se por donde no pisar.

Hasta se donde esta Wally.

Y se también
donde se esconde la princesa de mi cuento.
Se pelear al sueño peleado,
y se escuchar al viento.
Se donde están mis pies, los tuyos,
mis manos y las tuyas.
Se donde están mis ojos, los tuyos,
tu mirar y el mío.

Se donde deje mis sueños, buscalos en tu almohada.

Aquí

Aquí no hay duendes
Ni lagos artificiales
Ni castillos ni hadas
No hay fe
Ni ayer
Ni mañana
Poca suerte existe
Casi nada de gloria
Restos de antifaces de aquellos que si pudieron festejar.
Aquí no hay proyectos
Ni esperanzas
Ni ordenes que cumplir ya que ni somos cumplido
No hay cupídos
Ni dioses
No hay diosas
Ni rosas en los jardines.
Aquí no hay agua
Ni de rio
Ni de lagrimas
Ya que no hay llantos ni sonrisas
No hay nada
Ni nada
No hay colores
Ni deseos
Ni estaciones
Mucho menos primaveras
No hay canciones
Ni recreos
No hay campanas
Ni rezos
Ni altares
No hay paredes
Ni reclamos
Ni héroes
Ni campos
Aquí no hay fantasmas
Ni tardes de sol
Ni lluvias de invierno
Ni dolor
Mucho menos amor
Aquí no hay miedo
Ni un dios
Ni un rey
Ni un jefe
Ni trabajadores
No hay corazones
Ni estampidas
No hay estampitas por vender
Ni hambre en las panzas infantiles
No hay recuerdos
Ni bocetos
No hay espuma
Ni pinturas
Ni jolgorio
No hay pájaros
Ni jaulas
No hay trampas
Ni adioses
No hay calma
Ni danzas
Ni fuego
No hay incertidumbre
Ni podredumbre
Ni aljibes
Ni octubres
Mucho menos abriles
No hay prisiones
Ni dolores
No hay futuro
No hay desamparo
Ni refugios
Ni elegidos
Ni frustraciones
No hay olvido
Ni restos de lo que fue porque simplemente nunca algo existió
No hay huellas
Ni muelles
Ni exilios
No hay nada, ni nada habrá
Mas que una luna que brilla siempre.
Ahí protejo mi sueño, aquel de encontrar en la gran estrella, tu mirada tan cautiva.

29.3.11

Y morir

Siempre estuve allí descansando,
esperando al tiempo,
aguardando a que el viento sople
la canción más hermosa,
para poder ir,
de una vez y para siempre,
convencido a tu ventana,
para tararearte la melodía,
y susurrarte al oído,
la más linda poesía,
y morir,
feliz,
apoyado sobre tu pecho.

Sombras

Estás llamando a mi sombra.
Ella sabe el camino correcto.
Conoce a tu sombra.
Se pierde en tu sombra.
La sombra más sobria.
La sobriedad más ebria.
Sobre las sombras, hay almas.
Almas que vuelan y vuelven, siempre.
Almas que bailan con sus sombras.
Y sus sombras, felices,
dejan de ser sólo sombra
para convertirse en reflejos.
Un reflejo hermoso,
tan hermoso como el reflejo de tu sombra,
frente a mi espejo.

Responsable

Nadie logró descifrar aún,
los más de mil escritos pintados
en las paredes de los misterios del alma.
Los han encontrado, los han estudiado.
Pero aún nada,
siguen su rumbo
en su mágico camino del asombro.
Escritos que han caminado todas las calles del mundo.
Han sufrido todas las pestes,
han visto nacer cada una de todas las guerras,
han vivido en cada hogar y bajo cada cielo.
Miles de escritos indescifrables
viven bajo los párpados de nuestros ojos,
esperando al día en que sean descubiertos.
La forma para ello, mirar a un sueño, y conseguirlo.
No es más que uno mismo
el responsable de que suceda lo que uno sueña.

Quisiera

Quisiera un día chocarme cara a cara con la verdad.
Cruzarme en alguna esquina al hechicero de los problemas, y desafiarlo.
Clavarle mi espada para comprobar si es sangre lo que lleva dentro.
Enterrarlo en el olvido, y esperar a que no regrese.
Será ahí cuando mis alas por fin despeguen.
Levanten vuelo hacia la libertad.
Volar hacia la realidad de mis sueños.
Romper las sogas que detienen mi andar, y seguir.
Ver más allá de lo que puedo ver, y descubrir.
Quisiera un día chocarme cara a cara con la verdad.
Y preguntarle el porqué de su poca presencia.
Saber porque es tan difícil encontrarla.
Quisiera un día chocarme cara a cara con la verdad.
Y, al fin, secuestrarla.
Y luego, repartirla.
Cruzarme en alguna esquina al hechicero de los problemas.
Y ya con la verdad en mi poder, resolverlos.

Otro jueves

A las madres y abuelas de Plaza de Mayo.

Otro jueves más en la ciudad
intranquila sensación de esperar
añorando recuerdos
de intensos momentos
de un control sin control.
Otra tarde más en la ciudad
la llovizna que interviene
sin embargo no detienen
su honorífico andar.
Si supieras su historia
su esperanza y su fe
nunca darías un partido por perdido.
Ni un paso atrás.

Los ojos miran

Los ojos miran
cientos de momentos
que encerrados en un cuento
sólo buscan
festejar.

Estrellas

Hablemos de estrellas. ¿Quién sabe cuántas son?,
¿Cuántas brillan llenas de vida y cuántas son aquellas
que mueren iluminándose?.
Siempre están, las veas o no, están ahí, quietas, esperando las tormentas,
anunciando historias, indicando caminos, regalando poesías,
y acunando recuerdos.
Siempre están, siempre las veo en verano con el cielo libre de nubes.
Ellas están ahí. Se dejan ver así, desnudas frente al mundo, brillando.
Nunca descansan, nunca dejan de observar.
Siempre atentas al destino, siempre servirán de guía al perdido.
¿Quién sabe cuántas estrellas hay?.
¿Quién puede saber sus nombres y sus historias?.
Cada estrella tiene un pasado por contar, el cual nadie puede descifrar.
Pero sus historias están ahí, latentes, prontas a ser canciones.
Las estrellas brillan más de lo que la noche nos deja ver.
Tienen brillos eternos, luces propias, amores olvidados
y abrazos para dar.
Las estrellas siempre están, a menos que no las busques.
Cada uno tiene su estrella que en las noches espera que la mires
y le pidas un deseo.
Cada estrella es, en si, una estrella fugaz.
Tan fugaz como la noche, que siempre muere al descubrir el único brillo
que supera a todas las estrellas del mundo.
Pude ver ese brillo especial. Fue ayer, en mis sueños.
Eran tus ojos, Mujer, llorando en mi hombro.

Escenario

Veo bajo el telón
líneas de luz,
sombras corriendo,
claves de son marcando los ritmos,
las pausas.
Los colores bailan
en los silencios
que anticipan
la furia del comienzo.
Sólo veo ahí,
en un instante,
todos mis recuerdos juntos,
inmersos en una increíble historia
que cuenta cada uno
de mis momentos vividos
y por vivir.
Las sonrisas en el aire
decoran el escenario
ahora vacío.

Dime

Dime para quién es tu mirada
aquella que firme mira y firme aclara,
aquella constante luz que irradia flores,
para quién es tu frente resistente a inviernos,
protectora de pensamientos.
Dime entonces para quién es tu boca,
roja alfombra son tus labios que embellecen el camino hacia el deseo.
Dime, Mujer, para quién es tu espalda
mariposa que vuela en cielos abiertos despejados, lejanos y eternos.
Dime para quién son tus piernas
suaves escaleras hacia el placer, hacia la magia, hacia el amor.
Mujer, dime para quien es tu voz, y para quién tus pies,
para quién serán tus manos, para quién tu pecho,
para quién, Mujer, será tu cintura,
tu grato tacto, tu sensual andar.
Dime, entonces, para quién serás,
vos misma, así entera, como Mujer.
Quién te cubrira en las noches de invierno, quién despertará a tu lado.
Dime quién será tu sol, tu luna, tu estrella fugáz.
Dime entonces quién será tu eterno enamorado,
tu principe azul, tu voz en quien confiar.
Dime quién será el destinatario de tus abrazos, de tus besos y caricias.
Dime, entonces, para quién serás,
vos misma, asi entera, como Mujer,
para quién.

Como si estuvieras en el fin del mundo

Sólo tenes que cantar:
Dejar libre a tus voces.
Creer en vos misma.
Desplegar tus alas en paz. Volar y reír.
Sólo tenés que escribir:
Dejar libre a tu inconsciente.
Crear nuevos finales para tus tristes cuentos
que la vida te contó durante las noches de la eterna soledad.
Sólo tenés que mirar:
Más allá de lo que siempre viste.
Inventar horizontes. Nuevos mapas en tu cabeza.
Cielos cubiertos de mar.
Sólo tenés que dejarte llevar por tus sentimientos:
Corrientes del amor, brisas de caricias,
querer tanto como nunca quisiste,
llevar adelante un sueño sólo por placer.
Y bailar:
Como si estuvieras en el fin del mundo,
sola, parada frente a la misma nada,
para poder así convertir tus frías noches de Invierno,
en dulces amores primaverales,
repletos de ritmos,
amores,
licores
y sal.

Alas

Las alas vienen cerradas,
quietas,
inertes,
vergonzosas.
Una vez que puedan abrir,
será cuestión de mirar al Sur
y remontar.
Alzar los pies, mirar hacia una ventana,
por más lejos que se encuentre,
las alas te despegarán del suelo.
Una vez que te encuentres por los aires,
sin miedo podrás verme,
aquí abajo,
frente a las aguas,
esperando la gran oleada,
para poder empapar mis recuerdos,
revivir los días de sol con aroma a menta,
y apostando, nuevamente,
en este juego en dónde las fichas
son nuestros sueños,
nuestros deseos,
y nuestras ganas de ser.
El premio final,
no es más que un sueño
hecho realidad,
en una noche de verano,
a tu lado.

Poder

Puedo olvidarme del sueño, y ser el blanco de los ciegos cupidos.
Puedo dejar en el camino las huellas de nuestros pasos,
regar la tierra que caminamos para perder el rumbo,
para resignarme al incierto encuentro.
Puedo también ser la luz de mis noches, la luna en cuarto menguante,
la estrella de la cruz del sur, y no saber bajo que cielo estan mis pies,
menos aún los tuyos.
Puedo intentar avanzar sin mirar atras, sin buscar tus ojos entre los ojos de mi ciudad.
Puedo incluso, ver nuevos y celestes horizontes,
claros y radiantes amaneceres,
eternas estrellas fugaces, puedo abrir la ventana y verte cielo.
Puedo ser el ritmo nuevo, los nuevos acordes, la nueva melodía,
aquella canción que tus oídos jamás escucharon ni logran escuchar.
Puedo ser tu escondite. Tu disfráz. Tu guía. Tu mirada.
Puedo también ser tu flor más dulce, tu jardín más verde, tu linda primavera.
Puedo ser tu almohada, tu alfombra y tu ciudad.
También puedo ser tu dulce consuelo, tu cálido abrazo,
la mano que te acompañe por las veredas de este mundo,
que puede ser tu mundo, y el mio también.
Puedo ser tu héroe de guerra, tu mejor trinchera, tu bandera de la paz.
Puedo quedarme callado: pero no,
elegiré cantarte al oído por sobre todas las cosas.

Entre bostezo y bostezo / n°2

Miércoles, verano.
El calor atrae a los perros a la plaza de siempre.
Las hojas secas en el cordón en donde la madrugada descansa descalza.
Los tipos estan ahí, nuevamente, uno al lado del otro.
El más alto con su bastón, el más gordo en silla de ruedas, la cual tiene las ruedas repleta de la mierda de los perros.
Hace semanas que no las limpia. No le importa, se pregunta ¿para qué?, ni que a su paseador le moleste. No tiene paseador.
Los perros si. El no.
Solito resiste bajar en ascensor desde su viejo departamento, allá en el barrio de Almagro.
Piso 15, cada vez que baja es como que un año se le va, y más aun cuando el ascensor se queda trabado en el piso 4 y a los gritos pide que alguien lo vaya a buscar antes de que caiga el sol.
Los tipos se cuentan como de costumbre las mismas historias de siempre.

Hay veces, pocas, que surgen nuevos cambios en sus vidas, entonces lo plasman ahí, en la plaza, mientras, como de costumbre, se toman su mate con la yerba aquella sin palitos.
Los tipos dicen que así se lava más lento y tiene otro sabor, y que es el mate lo que le trae los recuerdos de la infancia, allá, del otro lado del rio.

Una tras otra las hojas secas del cordón comienzan a volar, llenando así las calles de la ciudad de restos de la vieja arboleda, aquella que supo dar sombra y que hoy, vaya a saber uno porque, solo sirven de sanitarios caninos.
Los tipos lloran. Los tipos tiemblan.
Los tipos ven la vida pasar, día a día, frente a sus ojos. Y parece no importarles. La dejan de lado ya.
¿Qué harias vos si a los 76 años te quedas solo?, si… Solo. Sin una mascota siquiera.
Ellos decidieron esa vida. Y parece no importarles.
Ellos eligieron la resignación, teniendo como otra y única opción la locura.
Los tipos no estan locos, o al menos fue lo que me quisieron asegurar la vez que los vi, aquel miércoles en donde la tarde comía sueños al por mayor.

Los tipos me dijeron “¿vos que te pensas? ¿Que estamos locos? ¿Qué es la locura? ¿Acaso vos no estas loco?”
Entre otras preguntas de su infinito cuestionario, al cual no supe responder ni una sola pregunta.
No pude. No quise saber tampoco, a ellos pareció no importarles.

Al irme, los tipos me gritaron “Che!, no aflojes”.

Me acerque nuevamente a ellos, tratando de esquivar la mierda de los perros que los rodeaba, y les dije “¿no afloje con que? Viejo”.

Su respuesta me quedó grabada, y aún hoy sigue dando vueltas en la ciudad, entre las hojas secas del cordón.
Los tipos, a duo, me respondieron en un susurro: “vos sabes bien con que”.

Entre bostezo y bostezo / n°1

“¿Qué será el destino no?”,

se preguntan dos abuelos,
sentados uno al lado del otro
en el banco más roto de la plaza,
en el sector de la sombra,
bien cerca de la mierda de los perros.

Se miran,
con la poca vista que la vida les dejó
se descubren tristes
y juegan a descubrir cual de los dos
tuvo una vida más fria.

Uno de los viejos usa bastón para caminar.

El otro, ni siquiera:
anda a silla de ruedas desde hace algunos años,
cuando se quebró las gambas
despues de tirarse del 5to. piso,
allá, en el bulincito que tenía en Mar del Plata,
después de cansarse de vivir cansado y solo, se tiró.
Ni esa le salió bien.

El tipo se quería ir de esta vuelta,
quería quedar en el piso aplastado por sus propios huesos,
pero no,
sigue aca: postrado en su silla;
y con las ruedas llenas de la mierda de los perros.

El viejo no la limpia,
dice que esa mierda aleja a la mierda de la sociedad.
Cada uno con su locura, viste.

Se cuentan las mismas anécdotas todas las tardes
de los miercoles de cada semana,
el día en que siempre van al mismo asiento.

No se aburren.
Es lo único que hacen.

Esperan la espera de esperar que alguien los vaya a visitar,
a dar una vuelta manzana al menos,
pero no.
Ni los hijos los van a buscar.
No los llaman.
Se olvidaron.
En esa coinciden los dos: su hijos de olvidaron de quién alquiló
la cigüeña que los trajo.

Sus nietos también los tienen ahí tirados.
Ni pelota.

Los tipos se quieren morir o que estalle el mundo.

Quieren que las iglesias se derrumben
para ver a todos los angelitos
volar hacia otras nubes.

Quieren a todos los colegios
estallándo en mil pedazos
para que los libros de mierda
con los que se enseña
se extingan,
ellos creen que algún día
en los libros figurarán los verdaderos héroes:
como el Che, como El Diego, como el viejo Goyeneche.

Ellos quieren ver a los juzgados incendiarse
para que de sus cenizas
nazca la llama de la justicia.

Ellos quieren que el mundo explote.
“Que se llene de bichos, nomás”, gritan.

Que se parta todo en mil pedazos.

Que se apague el sol.

Ellos quieren irse al carajo de este mundo
y al partir: darle una buena patada en el culo a Dios
por tanta hipocresía y por haberse olvidado
de que existía problemas más jodidos
que pensar toda la vida
en lo mal que estuvo Eva en morder la manzana.

Ellos quieren hablar
pero nadie los escucha.

Ellos tienen miedo de ellos mismos.

Ellos siguen ahí,
en la sombra de la plaza,
al ladito de la mierda de los perros
que cada vez huele más parecido
al aire que respiramos a diario.

Se quedarán ahí,
hasta que la página de su prometida vuelta.

Seguirán
entre bostezo y bostezo,
analizando cómo hacer
para cambiar el mundo
de los de 75 para arriba.

Pensar

Se, tu llegada fue normal
empujas la libertad
sombras de testigo
cuentos sin delito
veo en tus ojos realidad.

Ves, todo vuelve vos dirás
que mi espalda aguantará
gritos de dolor
noches sin calor
cuerdas que todo lo curarán.

Cuando te miras en el espejo
cuando sientas la felicidad
trata de escaparte para adentro
y buscar en tus adentros lo sensible, y vivirás.

Ves, que sencillo que es volar
con mis alas de cristal.
Vientos a vapor
soplos de pasión
sueños que renacen libertad.

Se, tu subida fue genial
para siempre eternidad
manchas a color
ritmo sin pasión
complicada forma de pensar.

Y así verá

Grite aunque lo callen
oiga aunque sólo haya silencios
en la ciudad.
Siga aunque lo paren
cante lo que tenga que cantar
no deje de soñar.

Y asi verá,
que todo pasa y que pasará.

No es en vano que la canción
rima con corazón
no es en vano que libertad
rima con felicidad.
No por nada te traigo aca
el candombe en mi libertad
somos varios los que queremos
volver a festejar.

Y asi verá,
que todo pasa y que pasará.

Todo se ve,
todo se siente,
recuerdos vuelven para empezar,
la eterna lucha
de una sonrisa
que resucita en Carnaval.

¿Y qué sueñan tus ojos hoy?

¿Y qué sueñan tus ojos hoy?
¿Piensan realidades, tempestades, amores?
¿Qué miran tus ojos hoy?
¿Miran con bronca, con rencor, se olvidaron de mirar con ternura?
¿Y qué dicen tus ojos hoy?
¿Dicen verdades, temores, mentiras, ya no saben qué decir tus ojos?.

No te puedo aconsejar corazón,
tus ojos miran cielos,
los míos un infierno prometedor.

No te puedo aconsejar
ni señalarte el camino hacia el sol.
No te puedo guiar
ni enseñar las leyes que deberías cumplir.
No puedo darte más que una canción
y un lindo amanecer a la orilla del río.

Lo que sueñan mis ojos hoy
son incontables momentos desbordados de sonrisas.
Lo que miran mis ojos hoy: miran a tus ojos, mirando al sur.

Será del mar

Y todo,
sin lugar a dudas,
será del mar.
Él vendrá a buscarnos
a nuestras camas
el día en que la marea
crezca hasta el sol.

Desde lo más profundo
nacerán especies
que llegarán a buen puerto,
allí,
en donde no habrán pesqueros
sino guerreros de paz.

Y las aguas crecerán
y caerán tan fuertes
que nuestras sombras
buscarán regufio
antes que nosotros mismos.

Buscando resguardo,
ellas se ocultarán
tras la maceta de tu ventana
detrás de las flores
que siempre crecen.

Somos

Somos aquellos personajes que nombramos en nuestras mejores historias
Los luchadores que nunca olvidan a sus proceres, a sus tierras ni a su revolucionaria infancia.
Somos los ganadores del dificil juego de la sobrevivencia.
Los impostores que nadie descubre.
Los vencedores de la fe.
Somos los eternos conquistadores de estrellas fugaces.
Los dueños del cielo y los hermanos de la luna.
Somos lo que de niño prometimos ser.
La vieja esperanza. La nueva sangre.
Las nuevas ganas.
Somos las mejores cartas en el juego más dificil.
Somos refugio. Somos canción.
Somos fueguitos ardiendo en nuestras esquinas.
La misma vereda.
Las mismas hojas secas en el cordón.
Somos los gigantes del cuento.
Los ganadores.
Los que avergonzaron a la soledad.
Somos paz.
Y así, también, no somos nada.
No somos más de los que aún resisten solos.
No somos más que el resto.

Podemos ser Robin Hood,
o un lobo feróz en un bosque adolescente,
sin embargo,
siempre terminaremos siendo
los capitanes de los barcos
que navegan perdidos por los mares del amor
buscando un faro que nos ilumine,
nos indique un muelle,
y ahi,
de una buena vez,
sonreir.

On / Off

Toda sonrisa guarda su lado de furia.
Toda caricia su lado frío.
Toda distancia guarda su mapa secreto de atajos.
Toda esperanza su miedo a perder.
Cada verano protege su invierno.
Cada mañana su noche en sí va.
Cada recuerdo se empacha de olvidos.
Cada designio su intento a ceder.
Cada destino un maldito desvío.
Cada mirada su cruel ceguedad.

Voy en contra del viento a favor.
Y es nuestro tiempo, a destiempo, quien definirá.

¿Con quién dormirás en tus noches de insomnio?.

Sin preguntas. Sin respuestas.
No hay caminos que no se hayan pisado.

Ninguna manzana quedó sin morder.

Sin más

Fue así, se cruzaron en la misma vereda
después de tantos años sin verse,
sin buscarse ni en los sueños.

Se cruzaron y en principio se desconocieron,
miraron para distintos lados,
fue la lluvia que los unió bajo el mismo techo.

Y ahí, sin más, se dijeron: “¿vos sos..?”.

Las carcajadas fueron asomando,
los recuerdos y los abrazos no se hicieron esperar.
Tampoco los besos. Menos aún la cama.

Enredados con sus piernas recordaron picardías.
Fueron sus miradas que delataron el misterio,
y en el juego de amarse, salieron victoriosos.

Sus palabras derrumbaban los fantasmas del miedo,
las paredes de aquel cuarto reflejaban la luz del sol,
y las flores del jardín, dulces testigos, anunciaban la utopía.

¿Cómo serían sus besos bajo la luna?.
¿Cómo serían sus sueños en la realidad?.

Y ahí, sin más, se prometieron escapar
hacia la búsqueda de aquel mapa
que de chicos les habían comentado.

Un mapa,
sin ningún atajo,
sin ninguna cruz en una isla,
sin tesoros ni escondites,
ni restos de faraónes,
ni cuevas antiguas.

Un mapa,
que marcaba sólamente
el techo dónde después de tantos años,
debían reencontrarse.

Y ahí, sin más,
se dieron cuenta de que el destino no existe: el techo era otro.

El destino lo crea uno,
es cuestión de apostar en el juego,
y aún con el miedo a perder
y con la incertidumbre de no saber que será: no dejar de jugar.

A contramano

Un hombre perdido
lleno de rencor
escupe maldades
soledades
y alguna que otra historia
en las que siempre tuvo razón
pero no fue escuchado.

Un hombre de noche
arriba de un taxi
diciendo estupideces
una tras otra
con la vida entre sus cejas
y las luces antinieblas encendidas
deja de lado el cigarrillo
y se cruza de carril.

A contramano de la vida, va.
Y no piensa volver a su silla.

Débil ser humano
tonto murciélago
en las noches de tormenta.

Sucio y cabisbajo
caminando por la acera
de la noche que aún espera
viento y alas para volar.

Un hombre perdido
lleno de dolor
escupe señales
tempestades
y alguna que otra canción
en la que su amor está siempre
con otro.

Un hombre de noche
no para ni un taxi
la esquina lo empapa
zapatos rotos
con la mugre entre sus ojos
y los caños oxidados de su fe
deja de lado la esperanza
y se despide, jurando no volver.

A contramano de la vida, va.
Y no piensa esta vez regresar a su silla.

Débil ser humano
tonto escarabajo
en las playas sin sol.

Sucio abandonado
no deja ni un minuto de pensar
en aquella lluvia de invierno
que lo dejó en la calle
sin tener ni siquiera
un maldito paraguas.

La luna y su función

Esta noche
la Luna saldrá a dar su función
como todas las noches.
Con su brillo conquistará,
como de costumbre,
al público que siempre presencia
su estadía en el escenario
cubierto de nubes.

La Luna como actríz principal,
también cumple el papel secundario,
y también el de estrella invitada.

También cumple el papel
de directora de la función,
ella escribe los libretos
con los hilos del sol.

La historia de la función
es una historia real.
La trama de la historia es ella misma.

No hace falta iluminación,
bien sabemos
que la Luna porta en sí
una luz intensa,
hermosa y cautivante.

El sonido de la función
es aquel silencio
que existe cuando algún bohemio
la mira hacer su show
paradito en el cordón
de cualquier esquina de la ciudad.

La Luna sabe como enamorar.
Sabe como mirar aunque no tenga ojos.

Ella sabe como llegar al corazón.

Y sabe bien
que el papel de musa
le queda perfecto,
es por eso,
que noche tras noche,
me paro en el cordón
de cualquier esquina de la ciudad,
a ver su función,
y no importa si alguna que otra noche
repite el guión,
es lo que menos importa,
lo importante ahi es ella,
con su luz, con su impronta.

Tán solo su presencia
estática, todas las noches
alcanza para escribir
toda una vida de canciones.

La función de hoy está pronta a comenzar: ¡la esquina te espera!.

Destino al sur

En un viaje sin escalas
con la brisa en los ojos
vi horizontes de colores
de amores
de bruma en los corazones.

Es un viaje eterno hasta tus alas
para abrirlas y compartirlas
con los fríos vientos del sur.

Todo será tan rápido
que ni recuerdos quedarán.

En un viaje sin escalas
con los sueños de creer
avanzo en los cielos celestes
de este rincón del mundo.

Es un viaje sin nada más que ésta canción,
destino al sur, color azul.

El pasajero

En la estación de los sueños
el primer pasajero
fue enamorado por la luna.

En la terminal de tu sién
el pasajero que esperaba
sólo aguardaba un rincón
en donde poder soñar un rato.

En el destino incierto
el pasajero perdido murió.
No cualquiera resiste
al cruel intento
de sobrevivir al invierno
sin dormir
en los brazos de un amor
que cure la fiebre
de la soledad.

Bien podrían ser tus brazos
muchachita soñadora.

Tu almohada

Corazones que vuelan
desde el Sur
y posan todos
en el pólen de las flores
que protegen tu ventana.

Corazones que aterrizan
en tu almohada
y en sueños reconocen
lo difícil que se hace
tratar de esquivar
las rutas del amor;
los atajos son sin destino,
los carteles indican futuros recuerdos
y el perfume de tu almohada, hoy en mí,
me presenta un castillo
en el cual la princesa
sin lugar a dudas
es Usted: muchachita soñadora.

Las puertas del paraíso

No importan las distancias,
ni los muros,
ni las lluvias.

Tampoco importan las tormentas,
ni las metas sin cumplir,
ni los sueños sin soñar.

No importan los baches
en las calles de mi barrio,
ni las esquinas olvidadas,
ni las luces sin luz.

Tampoco importa tu lejanía,
tu pueblo lejano,
tu canto lejano,
tus pasos perdidos.

No importa tu aroma a flor,
de esas flores que no crecen por aca.

Se que algún día
volveré a tu jardín
y con canciones para tu piel
me verás llorar.

Y lloraremos.
Vos en mi hombro.
Yo en tu corazón.

Y veremos juntos al sol.
Y soñaremos con rios calmos.
Acompañaremos al amanecer.

Y juraremos leyes de vida.
Y viviremos a pie de la letra.

Y escribiremos un nuevo lenguaje.
Y recitaremos nuevos poemas.

Y sonreiremos.

Y veremos en la luna nuestros ojos.

Y en mis ojos verás los tuyos,
y en tus ojos: las puertas del paraíso.

Invierno

El frio invierno
cubre los corazones
de los desamorados
con mantos tibios
que alejan los miedos
y espanta las soledades.

El frio invierno nació,
paradójicamente, una tarde verano.

De parto normal al aire libre,
vio la luz por vez primera.

Creció de la mano
de la primavera y del otoño: sus padres.

Fue su propio nombre
el culpable
de que las flores
no le dirijan la palabra.

Pero también fue su nombre
el que permitió el resto de la historia.
Una historia por momentos fría,
por momentos cálida.

Su nombre es su ser en persona.

Su nombre eligió su propio destino.
Y fue el destino quien nos cruzo
una noche de invierno.

La noche no supo qué hacer.
Atino a buscar en tu mirada
los mantos protectores contra la soledad.

Y fue ahí
que vio la nueva luz.

Por más
que el invierno sea helado.
Y por más
que nuestras calles
no se crucen
en nuestros mapas,
estoy seguro: tus besos abrigaran a mi corazón durante las noches de espera.

La guardia

A pesar del invierno
el sol permanente
invadirá tus casas
tus ventanas
atravesará tus puertas
tus cerrojos
tus candados
iluminará tus habitaciones
tus rincones
romperá las oscuridades
las suciedades
encantará tus techos
tus baldosas
conquistará tus plantas
tus canteros
forzará tus picaportes
tus cerraduras
hará de tus casas un desierto
llenará de luces a tus sombras
violará tus deseos de soledad
acompañará tus llantos
y pedirá permiso
para arrancarte un beso
con el que sólo así podrá
volver a iluminarte
y cambiarle la guardia de tus ojos
a la luna.

Quizás

Posiblemente
en una de esas
quizás
pueda existir
algún remoto día
algo que se asemeje
al menos un poquito
al reflejo de mis ojos
brillosos como la luna
sobre tus ojos de primavera.

Ese día
entenderé
que siempre
vuelve el tiempo
en dónde uno
simplemente
sonríe.

Son mas de siete

Los días que te indican tu camino,
tu desvío,
tu destino,
no te creas que son 7 y sólo 7.
Son cajones de recuerdos
que entre tanto desconcierto rutinario,
se hace amargo tu vermut del día a día,
y cada risa que te arranca una princesa
es la misma que se mete en tu cabeza,
y así,
te agiganta la semana
y te regala un ranchito de cartón.

(Que sea frágil no dice que no proteja y no contenga a un corazón).

Niña azul

Hoy los sueños son besos
y los miedos solo son restos de cartón.
Hoy la danza es de esperanza, ya lo ves.
Hoy es mañana de canciones,
y las estrofas tentaciones por cantar sobre tu piel.
Los caminos son de tiza,
al igual que tu sonrisa, niña azul.
Hoy tu cielo me ilumina,
y mi sol es protector
de tu sombra y de tu escote,
de tus ojos y tu voz.
Ya lo ves que ves mi vuelo,
y en mi vuelo somos dos.
Ven conmigo, niña azul,
de una vez y sin temores
a volar sobre ilusiones
con mil lunas de color.