27.10.08

Una respuesta..

El reloj se me acercó y su cuerda quiso girar.
Pero no, a mi no me tocás.
Di media vuelta, y me fui.
Caminando y pispeando para atrás, el reloj se quedó.
Ahi, firme como una estatua.
Con sus agujas clavadas.
Inmóbiles. Muertas.
El tiempo nace y muere a través de él mismo.
¿Quién asegura el mañana?.
¿Quién asegura que mañana mismo salga el sol?.
La costumbre le da lugar a la verdad, a lo seguro.
Pero no, a mi no me convences.
Volvi.
Me pare justo al lado del reloj.
Convencido en destruirlo, agarre mis palabras como armas.
Y una vez listo para pelear, me di cuenta que era en vano.
Por más que el reloj muera, el tiempo sigue igual.
Nada cambia el tiempo. La sucesión de momentos.
Nada puede intervenir en él. La suerte ya está echada.
Desde un principio.
Nada es nuevo ni original. Sólo que nuestros ojos lo van descubriendo.
Pero jamás hay que olvidar, que atras nuestro, a ritmo lento,
cada vez más lento,
vienen mil ojos más, con todo el mundo descubierto.
Con todo el mundo y sus vueltas por descubrir.
Y a enseñarnos a disfrutar el hoy, el ahora.
¿Quién asegura que mañana salga el sol?.
Busquemos la respuesta.
Quizá la encontremos un día antes de partir.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario