31.3.09

Sentada y firme bajo el Sol

Y vos, sentada y firme bajo el sol,
tratas de descubrir en el horizonte,
nuevos cielos.

Sin lluvia y con más primaveras por vivir.

Busca tantas veces como la vida te lo permita.
Intenta siempre, que algún día un nuevo cielo llegara.
Libre de odios y de sangres.
Libre de miedos y rencores.
Lleno de vidas y de añicos de esperanzas.

Lleno de sueños por cumplir,
y amores por amar.

Y vos, sentada y firme bajo el sol,
cierras los ojos para buscar en tus adentros,
un nuevo mundo por descubrir.

Nuevas ideas por imaginar.
Nuevos mares.
Nuevos ríos.
Tanta agua como ese mundo te lo permita.

Para navegar en paz, en contra de la corriente.
Bajo temibles tormentas y desafiando miles de plagas,
mar adentro.

Para verte otra vez,
al abrir los ojos,
como una sirena descansando
sobre una roca mirando al sol.

Sentada y firme bajo la Luna

Y vos, sentada y firme bajo la luna.
En la espera de un mensaje de otros tiempos.
Sólo buscas la salida.
La llave a un destino.
Un desvío.
Un camino hacia la libertad.

Lo frágil de la conciencia te protege de tus actos.
Y vos, sentada y firme bajo la luna,
ya no esperas en paz.

Son más de cien.
Más de tantos por contar.
Se anotaron en la lista de espera y el primer turno
fue para todos ellos.
Juntos.
Sin salida.

A otro mundo sin escala ni despedidas.
Sólo angustia.

Y vos, sentada y firme bajo la luna,
con la fuerza de los vientos,
te pusiste de pie.

Alzaste tú bronca.

Y tú belleza siempre viva
es la esperanza de que un día,
sentada y firme bajo la luna,
logres sonreír.

Otra vez.

10.3.09

Visión



Mil colores dan a luz a la visión de un hombre. Hombre pleno lleno de esperanzas y de sueños, camina con su corazón abierto y su aliento a peleador. Se lo ve siempre caminando así, con las alas abiertas, dispuesto a cumplir sus metas. Ha cruzado más de mil obstáculos. Piedras en el camino. Oscuridad en el horizonte. Vientos en primavera. Tormentas en el corazón. Ha peleado cada una de todas las batallas. Todas las circunstancias peligrosas lo encontraron así, de pie. Con la frente en alto y el puño derecho apretado, buscando la gloria. Sacando fuerzas del alma, espíritu y algún que otro amor. Ha intentado aún sin ningún tipo de armadura. Desnudo. Desnudo frente al mundo. Un mundo hostil que generalmente era el principal enemigo. Desnudo frente a la ley. Pero cubierto de sed de seguir. De conseguir. De crecer y morir libre. Nunca ha bajado los brazos. Nunca lo hará. Y nunca jamás, olvido su raíz. Sus orígenes. La humildad lo mantuvo siempre así, actuó en base a sus principios e ideologías, y nunca tuvo un doble discurso. Siempre fiel a su destino. Destino manejado por el mismo. Destino a veces incierto. Sin rumbo seguro. Sin tierra firme. Con el alma llena de felicidad, logró volar hasta una ventana. Allí, preciosa como siempre, la esperaba su amor. Para volar juntos hacia nuevos horizontes. De una vez y para siempre. Sin mirar atrás. Sólo buscando la forma más simple y hermosa de cruzar, de la mano, la calle que de a su cuna, allí, del otro lado del río. Un día de verano, la muerte lo encontró. Vestida de gala, intento engañarlo. Desde ese día no se sabe más nada de el. Dicen las esquinas del barrio, que al partir, se lo escucho decir: Maldito aquel que quiera embarrar mi campo lleno de sueños. Y bendito el día en que, en contra del viento, pude ver en tus ojos el más lindo paisaje.