27.10.08

Maduración

De una rama la fruta colgó un largo tiempo.
Mil años me animaria a decir.
Pasó de estación a estación, pero el momento de madurez tardó en llegar, hasta que una noche de lluvia y de calor, llegó.
"Es como la vida misma", dijo un dios recién nacido, en un mismo momento, la vida nace y el negro reloj de la despedida comienza a correr.
Y ya cuando todo ni bien empieza, nos damos cuenta que no hay vuelta atrás.
No hay salida a la vida misma que de alguna forma u otra, nos terminara matando.
Su arma letal, cambiante con el correr del tiempo,
se disfraza de licores, de amores, de dolores, de rencores y odios,
de recuerdos y momentos, de frío y de calor, de hambre y de ambición.
La hora llega y el reloj se detiene, y en una misma línea se ve cada uno de nuestros actos.
Ahí, recién en ese punto, sabremos sí realmente valió la pena
esperar a que la fruta madure, y caiga.

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