18.7.11

cero dos, cero once.

JUNTO A COCA VIDAL, VELÓDROMO MUNICIPAL. MONTEVIDEO, URUGUAY. 27/02/2011

Febrero, año 2011.

La retirada hacia el paisito daba sus primeros pasos. Con el mismo lindo viento de siempre, el cielo Montevideano se encontraba pintado de estrellas.

El Carnaval moviliza gente de distintas generaciones. En cada tablado se veían niños de la mano de sus abuelos. Se veían futuras madres. También adolescentes viviendo la picardía del ritual más largo del mundo.

Cuarenta noches duraría la fiesta. El Dios Momo había regresado, una vez más.

Y con él, regresaba mi primer amor de Carnaval: Falta y Resto. La Falta volvía a concursar en el Carnaval Uruguayo.

Podría recordar cada noche. Con una asistencia perfecta, recorrí distintos barrios, desde el centro y su Velódromo Municipal, hasta barrios más lejanos como Colón y su tablado Monte de la Francesa.

Cada tablado tenía su magia. Y como toda magia: distintas atracciones.

Lo que sí compartían los distintos barrios, eran algunas frases que se escuchaban de las bocas del público carnavalero, como por ejemplo “vuelve La Falta”.

“Parte en pedazos la noche un coro murguero, es la voz de Febrero, tiempo de carnaval. Vuelve a los brazos de Momo su amor predilecto, aquí está Falta y Resto”, nos decía la presentación de La Falta en el pasado 2001.

Describir lo que es el Carnaval Uruguayo es algo inexplicable, uno debería estar ahí para sentir tal energía. Es como una llovizna en verano. Un viento fresco de primavera. Una estrella gigante.

La ciudad que lo protege, Montevideo, es sencillamente un conjunto de calles hermosas situadas, todas, en una costa hermosa. Frente a un rio calmo, un sol inigualable, y una luna caprichosamente enamorada del Carnaval.

Más de treinta noches, cada noche, estuve en algún tablado presenciando distintos espectáculos de las murgas Uruguayas.

Si bien el Carnaval contiene otras agrupaciones carnavalescas, el género que siempre me atrajo fue “Murgas”.

Negros y Lubólos (blancos pintados de negro) también tienen su encanto. Sus tambores adornan el candombe y el milongón.

Pero la Murga, ¿cómo explicarlo?, claramente es otra cosa. Son diecisiete murguistas arriba del escenario. Catorce cantantes y tres percusionistas. Una Murga. Muchos colores. Carnaval.

“Vivencias que uno vive cuando vive, desde adentro, el Carnaval”, frase que escribí hace unos años luego de un Febrero de Carnaval Porteño, integrando la percusión en Murga Plebeyos de Devoto, a quienes admiro y respeto.

Volviendo al tema, rio mediante, nos encuentra Montevideo y su luna.

No recuerdo exactamente qué fecha sucedió, era de noche, situado en la ciudad vieja, cerquita del puerto, aroma a tambor.

En un bar por la calle Sarandí, esquina Buenos Aires, presencie el show de Gerardo El Alemán Dorado, director escénico de Falta y Resto.

Él estaba cantando con su banda; entre el público salude a Coca Vidal, voz candombera si las hay y también integrante de La Falta.

Terminadas las canciones, con mi mayor respeto y humildad me acerqué al Alemán, y le pregunte si era posible acercarme un día al local de ensayo de La Falta para viajar con ellos en su micro y sacar algunas fotografías. Él, me contestó: “claro que sí, todos los días viajan familias con nosotros, cómo no vas a venir vos, botija”. Puntapié inicial para ésta experiencia.

La cita era al día siguiente, por la tarde, en el Club Fénix, barrio Capurro.

Allí me presenté, con la cámara de fotos en mano y el corazón agradecido.

Fueron cuatro noches que viaje en su micro, sacando fotografías e intercambiando culturas, porque por más cerca que esté Buenos Aires de Montevideo, la murga de acá es muy distinta a la de allá. Comparten ideologías, pasiones y la virtuosidad del murguista/murguero, pero el género es distinto, la manera de “hacer murga” es distinta.

Cuatro noches que, con infinitos agradecimientos, pude vivir muy de cerca el flamante regreso de La Falta a los tablados Montevideanos.

Mis eternos agradecimientos hacia Raúl Castro (director responsable de Falta y Resto), a Gerardo Alemán Dorado, Coca Vidal, Malena D’Alessio, Andrés Vázquez, Orlando Mono Da Acosta y Julio Julián (históricos integrantes de La Falta), Javier Carvalho, Ricardo Vieira, Eduardo Arteaga, Gastón Ratón Angiolini, Damián Luzardo, por su humildad e inmensa generosidad, tanto así también los utileros como El Oreja, entre otros.

Fueron cuatro noches inolvidablemente hermosas. A la par de grandes músicos y de admirables personas.

Y fueron más de mil fotos, que a esta altura, fueron lo que menos importó.

Gracias, infinitas gracias a Falta y Resto.

No pediré en cada Febrero por tu regreso, porque nunca, aún ausente, dejarás de estar en el corazón de cada persona enamorada del Carnaval Uruguayo.


19/07/2011. Buenos Aires, Argentina.

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