Y vos, sentada y firme frente al abismo,
sólo ves cielo y un inmenzo horizonte por descubrir.
Casi sin fuerza y con gigantescas ganas de volar,
lográs abrir tus alas.
Buscas la ruta perfecta que te haga llegar a vos misma
para reencontrarte, reconocerte, mirarte para adentro.
Y así, perderte en tus sueños y en tus augurios de felicidad.
No más que eso.
Poder ver un poco más que este cielo que te toca ver hoy,
constantemente anochecido
y que no te deja
desplegar tus delirios
en paz.
El viento entorpece tu paseo,
y vos, como tantas otras veces,
lográs encontrar el perfecto equilibrio
para poder seguir, un poco más.
Sin olvidar un pasado lleno de vientos y tormentas.
Atravesando este presente desbordado de mesquindades.
Y buscando un futuro lleno de primaveras y de amores,
de sueños en libertad y de vuelos lejanos al suelo,
ese suelo que un día fue abismo,
y que hoy,
de una vez y para siempre,
no es más que una inutil frontera
entre lo que se debe hacer,
y lo que no.
Para verte,
sentada y firme frente al abismo,
buscando respuestas en el cielo,
y preguntas en el cuero del corazón.
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